¿Podemos aspirar a una transición energética plena sin reciclar los residuos de metal?

15/02/2024 Noticias

Para ser cristalinos, no. La transición energética es inalcanzable obviando de la ecuación el reciclaje de los residuos metálicos.

Primero, porque es un lujo que no podemos permitirnos. Significaría renunciar a nuestro deseo de una mayor autonomía energética, seguir confiando el suministro en otros países o sacrificar nuestros ecosistemas en aras de la minería tradicional.

Y, segundo, porque avanzar hacia un objetivo con determinación pero dejar un largo reguero de “efectos colaterales” (residuos, contaminación, explotación insostenible, etc.) es pan para hoy y hambre para mañana.

Pero sigue leyendo, que vamos a explicarte el porqué de este argumento.

Nuestra transición energética depende de un puñado de metales

Si te decimos cobre, aluminio, níquel y manganeso, quizás lo primero que recuerdes son aquellas coloridas tablas periódicas de la escuela.

Pero además de servir para rememorar viejos tiempos, estos metales no ferrosos, junto con otros elementos como el litio o el cobalto, están haciendo que la transición energética ya no sea una quimera. Hemos llegado a un punto en el que sustituir la quema de los combustibles fósiles que impulsan nuestra economía por otras fuentes de energía más limpias es un must.

¿Qué papel desempeñan estos metales en la citada transformación?

  • Aluminio: esencial para el impulso de tecnologías bajas en carbono, como los aerogeneradores, las baterías o los paneles solares.
  • Cobre: la transición energética no se entiende sin la participación de este metal, siendo imprescindible en la construcción de líneas eléctricas y coches eléctricos.
  • Níquel: crucial para el desarrollo de sistemas de almacenamiento de energía.
  • Manganeso: al igual que el níquel, se usa en la fabricación de baterías, especialmente las de iones de litio.
Fuente: IEA, Minerals used in electric cars compared to conventional cars, IEA, Paris https://www.iea.org/data-and-statistics/charts/minerals-used-in-electric-cars-compared-to-conventional-cars, IEA. CC BY 4.0

¿De dónde vamos a extraer tantos metales y minerales?

Una vez vista que la transición va a ser intensiva en minerales y metales (si quieres ahondar en este particular, te recomendamos los informes de la International Energy Agency y la International Renewable Energy Agency), tenemos que ver de dónde los sacamos.

Comercio internacional, transacciones al borde de un ataque de nervios

Una de las alternativas es seguir dependiendo en exclusiva de países con vastas reservas naturales de estos codiciados elementos. El problema que plantea esta opción es que

  • quedamos a expensas de la situación política o socioeconómica que atraviese esa parte del mundo, o
  • contenemos el aliento para que la meteorología permita el normal funcionamiento de estas explotaciones y su transporte hasta la otra punta del planeta.

Y esto citando solo un par de ejemplos causantes de los temidos cuellos de botella en el suministro de materias primas.

Basta echar un vistazo a la siguiente imagen de los países con mayores recursos para entender que seguir por este camino no es la mejor de las elecciones.

Minería tradicional: ecosistemas al límite

Muchas personas defienden que, dadas las circunstancias, la mejor alternativa es buscar nuevos yacimientos minerales dentro de las fronteras nacionales y explotar sus recursos. Y, de hecho, hay en marcha varios proyectos de estas características.

Pero esta opción es un arma de doble filo: cubrimos una parte de nuestra demanda, pero generamos un impacto ambiental sobre los ecosistemas, en muchos casos irreversible.

Tal y como señala el informe “Minerales para la transición energética y digital en España: demanda, reciclaje y medidas de ahorro” elaborado por Amigos de la Tierra en colaboración con el Instituto de Investigación Mixto CIRCE de la Universidad de Zaragoza, la extracción primaria de metales

  • genera emisiones de CO2 y otros agentes contaminantes derivados del uso de maquinaria pesada;
  • supone un importante consumo energético porque aunque la electrificación de la actividad minera avanza, el uso de combustibles como el diésel sigue siendo mayoritario, y
  • ocasiona impactos negativos sobre los ecosistemas, la biodiversidad y las comunidades locales.

Reciclaje de residuos metálicos, una tabla de salvación a la que aferrarnos

Así las cosas, el reciclaje de residuos metálicos y su valorización se dibuja como uno de nuestros principales salvavidas y una de las mejores formas de aumentar nuestra autonomía energética.

De hecho, el informe que mencionábamos antes no puede ser más claro: la circularidad, complementada con medidas de ahorro, podría cubrir la demanda de minerales hasta 2050 en un 67 %.

¿Qué actuaciones serían necesarias para sacar provecho de esta alternativa?

  • Aumentar la recolección y reciclaje de metales de residuos tecnológicos, desarrollando la minería urbana.
  • Alargar la vida útil de los aparatos tecnológicos.
  • Limitar el tamaño de las baterías de los coches eléctricos e impulsar su reutilización (nuestra plataforma de valorización de residuos es el lugar ideal para propiciar este aprovechamiento).
  • Fomentar la electrificación del transporte público en detrimento del coche privado.

El reciclaje de residuos metálicos es, en definitiva, esencial para apoyar la transición hacia un futuro energético y tecnológico más sostenible. El impulso a las políticas que respaldan la economía circular es fundamental para optar a un futuro más verde y resiliente. El reciclaje y la reutilización no es solo una opción; es un pilar fundamental en nuestro progreso hacia un desarrollo sostenible.